Reza el dicho ignaciano que conviene “no hacer mudanza en tiempo de tribulación”. Actualmente, el mundo en general, la economía en particular y este nuestro sector del mueble, más que tribulación están sufriendo tormento en el potro de tortura de la crisis.
Durante un decenio la industria del mueble ha disfrutado de una curva ascendente de crecimiento y prosperidad. Ahora, la curva desciende a un ritmo vertiginoso por razones diversas. También ignoramos cuándo se tocará fondo y comenzará la tan ansiada remontada. Expertos y tesis al respecto haylos. Pero mientras tanto, al sector del mueble no le queda otra que agudizar el ingenio, tomar las decisiones imprescindibles para sobrevivir al vendaval, por drásticas que puedan ser, y buscar alternativas, cada empresa en la medida de sus posibilidades. Si es cierto o no que el que resiste gana tendremos ocasión de verlo no muy tarde, pero desde luego hay que intentarlo y merece la pena hacerlo.
De los problemas y dificultades hay que aprender, tomarlos como retos y utilizarlos como revulsivos para seguir avanzando, que es en definitiva de lo que se trata. Lo que todos hemos de tener bien claro y presente es que se ha acabado una época –bastante buena que, recordemos, sucedió a otra menos boyante- y cuando consigamos la recuperación (porque nos la tenemos que ganar a pulso, no va a venir sola) nada será igual, ni en nuestra industria ni en la sociedad a la que pertenece ni en los mercados a los que se dirige.
No nos dejemos encandilar por cantos de sirena, seamos realistas y trabajemos más y mejor, es el único camino posible y razonable. Tan sólo miremos hacia atrás para recordar los momentos de dificultad que todos, en nuestros comienzos y trayectoria, logramos superar. Ése será el mejor antídoto contra la crisis.
De los problemas y dificultades hay que aprender, tomarlos como retos y utilizarlos como revulsivos para seguir avanzando, que es en definitiva de lo que se trata. Lo que todos hemos de tener bien claro y presente es que se ha acabado una época –bastante buena que, recordemos, sucedió a otra menos boyante- y cuando consigamos la recuperación (porque nos la tenemos que ganar a pulso, no va a venir sola) nada será igual, ni en nuestra industria ni en la sociedad a la que pertenece ni en los mercados a los que se dirige.
No nos dejemos encandilar por cantos de sirena, seamos realistas y trabajemos más y mejor, es el único camino posible y razonable. Tan sólo miremos hacia atrás para recordar los momentos de dificultad que todos, en nuestros comienzos y trayectoria, logramos superar. Ése será el mejor antídoto contra la crisis.
Fuente: MueblesdeLucena.com
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