
Esa cultura de “usar y tirar” se ha propagado tanto al sector mobiliario que no pensamos verdaderamente en lo que compramos, buscamos el precio por encima de todo, sin pararnos a valorar el por qué un mueble vale más que otro. Perdemos los valores básicos de la coherencia y el sentido común. Un sentido común desorientado por esas grandes superficies con sus majestuosos anuncios publicitarios donde se olvidan del producto y principalmente de los clientes.
Pero hay otra forma de ver las cosas, es la de comprar “con cabeza”. Buscar aquellos muebles que realmente nos aportan funcionalidad, calidad y valor emocional y olvidarnos de esos “muebles” que en el momento de comprarlos estamos ya pensando en qué contenedor de reciclaje tendremos que meterlos y lo fácil que será deshacernos de ellos.
Hay otra forma de rodearse de muebles; muebles con carácter y entidad propia que aportarán emociones. No nos limitemos únicamente a la funcionalidad para la que fueron creados y así contribuiremos a dar personalidad a nuestros hogares.
Los muebles, además de ser funcionales, tienen que abrazarnos, emocionarnos, provocarnos…nos enseñan a entender una vida diferente, a dar una identidad propia a nuestro hogar, nos impregnan cada estancia de vivencias, de buenos momentos, de luz, de sueños, …y así, conseguir el lugar más confortable del mundo: el tuyo.
Olvídate del impersonal “usar y tirar” y apuesta por la autenticidad y la originalidad en tu casa, porque lo bueno, perdura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario